jueves, 30 de julio de 2015


La Pescadora

El desafío de un instante.

Mi nombre es Ismael Melo, tengo 37 años y soy oriundo de Zárate. He vivido en varios partidos de la Provincia de Buenos Aires pero actualmente resido en la ciudad que me vió nacer.
Siempre me gustó la fotografía, aunque en mi familia sólo había una vieja Kodak pegada con
“poxi-pol” y no agarré una cámara fotográfica hasta casi los 30 años. Luego hice un curso de fotografía y en un par de años me sorprendieron los chicos del grupo “El Cambalache” invitándome a exponer con ellos en “Retratos”, la cual sería mi primera muestra.
En la fotografía siempre me moví fácilmente dentro de lo que se podría encuadrar como paisaje. Lugares amplios, vastos y con ausencia directa de gente. 

El tema para la muestra era “Retratos” por lo que me planteó un doble desafío: hacer un trabajo a la altura del grupo ya que tanto los fundadores como a los fotógrafos que invitan son referentes indiscutidos y, por otro lado, un desafío personal ya que sería un camino casi inexplorado para mí.

Luego de barajar varias alternativas, una tarde salí a observar un poco la costanera y me detuve en las escaleras al lado de la vieja Aduana. Me quedé quieto, callado y observé. Cuando los gorriones venían a comer al lado mío me di cuenta que ya era parte del paisaje. Pude ver cómo era el movimiento en la zona, cada cuánto tiempo salían a recorrer los pescadores las líneas, etc.
Y se me ocurrió la idea de retratar a alguno de los que estaban trabajando.

Sentí no sería fácil que alguien accediera y más difícil se me hacía pedirle a quién. Ya casi de noche cuando estaban volviendo me propuse: “A quién traiga más pescados le pregunto”. Claramente había un ganador, no paraba de descargar pescados en la costa, entonces me acerco y:

- Buenas tardes, le hago una consulta, ¿puedo sacarle unas fotos?
A lo que respondió el pescador:
- ¿Y porque me queres sacar fotos a mí?, ¿nunca viste una mujer pescadora?

Si estaba nervioso, esa respuesta me llevó más allá aún. Le pedí disculpas por la confusión, que no la veía bien por lo oscuro que estaba. Se rió y me dijo que me estaba haciendo un chiste, que me quede tranquilo.

Al instante comenzamos a charlar, le comenté cuál era mi idea y le gustó. Me pidió que vuelva al otro día a la misma hora. Luego me preguntó si no la veía conocida, pero le contesté que no y comenzó a contarme su historia, su nombre: Patricia Acosta.

Mientras limpiaba pescados y acomodaba las cosas dentro de la canoa me contaba de la muerte de su hijo. Hacía 2 años que esperaba el veredicto del juicio. Entre lágrimas y sonrisas lo recordaba pero expresaba a la par su decidida convicción de lucha. Volví a mi casa casi sin poder salir del asombro, reflexionando de cómo al salir de nuestras rutinas, al abrirnos a conocer gente, podemos ver hasta palpar otras realidades de personas que la luchan todos los días y no se rinden.

Al otro día me acerqué por la tarde al mismo lugar, esta vez acompañado por la cámara y mi mujer para ayudarme a iluminar. Patricia al verme me exclama sonriendo: - ¡Viniste fotógrafo! Nos saludamos y charlamos un rato del tiempo, (había un viento y hacía un frío terrible)
Al momento de ir a levantar la pesca, mientras se vestía con el impermeable comenzó a llorar. Nos partía el alma verla trabajar sintiéndose así. Nos miró, se encogió de hombros como diciendo “que le vamos a hacer”, prendió el motor de la canoa y zarpó.
 Al instante nos miramos con mi mujer:
-No soy carnicero, no le voy a tomar fotos en ese estado. Vamos a esperar a que vuelva, le damos las gracias, le preguntamos si la podemos ayudar en algo y nos vamos.

Ya con todo el equipo guardado vuelve Patricia con su pesca y con una sonrisa:
- ¿Y fotógrafo?, ¿vas a sacar fotos?

Apenas me dijo eso, saqué la cámara, el flash y empecé a disparar mientras ella limpiaba la pesca. Con los flashes se juntó gente, se armó un grupo de siete u ocho personas que no tardaron en compartir chistes haciendo el momento muy ameno y llevadero…hasta que un pescador recordó con cariño al hijo de Patricia, ya que solía pescar con él. En ese momento las risas cesaron y bajó la vista concentrándose en su trabajo… mientras seguía recordando nos contaba las rutinas que tenía su hijo y cuanto lo extraña. En eso levanta la mirada mientras alguien le hablaba y click! ese fue el instante de la foto.

Hicimos pocas fotos, en ese momento no las miré, solo chequeaba cosas técnicas de las imágenes como exposición, encuadre, etc. Luego de unos diez minutos creí que era suficiente, así que guardamos todo, le di las gracias, me pidió una foto para tener como recuerdo y me dio su teléfono.

Cuando vi las fotos en la PC, una imagen era notablemente diferente al resto y en la edición no tuve dudas, era esa. La posición, sus ojos con lágrimas y la mirada hacia la luz me dieron la sensación de sufrimiento y esperanza a la vez.

Los días corrieron hasta que llegó el gran día, la inauguración. Mi primera muestra, mucha gente, familiares, amigos, conocidos y una persona del Fórum que viene hacia mí y me pide si puedo acercarme hasta la puerta. Salgo y era Patricia. Nos saludamos y ninguno de los dos salía del asombro. Ella estaba en la ciudad de Baradero y alguien que estaba leyendo el diario le preguntó si no era la pescadora de la foto. Sin dudarlo vino a la inauguración. De más esta contar la emoción que tenía ella al estar al lado de la imagen mientras la saludaban dándole fuerzas y aliento tanta gente.

Una de las cosas que me conmovieron aparte de verla fue toda la gente que se acercó a ofrecer ayuda solidaria para Patricia. Esa es una de las tareas pendientes que tengo:
Ver cómo podemos darle una mano entre todos.


ISMAEL MELO
Fotográfo
ZÁRATE





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